SÍGUEME EN MI BLOG

domingo, 12 de mayo de 2024

LLEGÓ LA RIADA

 

Ese mismo río,

el que prohija 

y justifica al pueblo. 


Ese mismo río,

el tácito nexo

entre países hermanos.


Ese mismo río,

el cobijo amable

de la diversa natura. 


Ese mismo río,

el obsequiador

de dones inigualables.


Ese mismo río,

el espejo de agua

donde se miran los árboles. 


Ese mismo río,

a bella cascada torna 

y a estanque mudo regresa. 


Ese mismo río,

mutó hace unos días

de amparador a verdugo.


Ese mismo río, 

una oda, una desmesura, 

ahora, los está inundando. 


Viviana Laura Castagno Fuentes

AMORES VERDADEROS


Hay amores

que de tan profundos

raíces tercas expanden,

son bosques en sí mismos

son universos eternos.


Hay amores

sutiles y lejanos

sobreviven al tiempo

y a las distancias,

que lejos de separarlos

más y más los acercan.


Hay amores

que mutan en silencio

mientras crecen,

aunque en apariencia

simulen ser faros

que se apagan.


Hay amores

tan únicos

y extraordinarios

que en luz mutaron

y alumbran desde adentro

porque se invisibilizaron.


Hay amores

que saben sobre cielos

porque son sublimes,

habitan en el alma

y con ellos,

ni la muerte pudo,

ni podrá nunca.


Viviana Laura Castagno Fuentes

SOBRE MI ABUELA

 

Inhóspitas - dijo, con la sinceridad que le caracterizaba.

Y en realidad me dejó atónita, porque era suave y amorosa con sus palabras, las cuidaba, era una garante del buen decir, herencia de su prolífico pasado en el orbe de la docencia.

Tal vez, algo había percibido de aquella persona, un sesgo que le había inquietado mucho y sintió que su seguridad estaba un tanto amenazada.

¿Qué había sucedido en ese encuentro entre ambas?

Porque eran amigas desde siempre, coincidieron cuando la escuela primaria comenzaron y la relación sobrevivió durante ochenta y nueve años.

-Gente inhóspita, reiteraba cuando su mente a solas divagaba.

Y tuve mis reticencias debo admitirlo, no logré atravesar las murallas que mi timidez levantaba, era una jovencita a la sazón -con las restricciones que el respeto y la sobriedad me imponían-, enseñanzas aprendidas en mi hogar, era improcedente avanzar sobre los límites de los otros.

Hoy, cuando los recuerdos comienzan a entrometerse en este presente tan incierto y doloroso, con ellos se aparece otra vez mi abuela, es una presencia que aun ausente, logra agigantarse día a día.

Inhóspita, gente inhóspita, y heme aquí intentando dilucidar cuánto dolor le había causado una actitud que quedará petrificada en ese adjetivo solamente, porque se llevó consigo todas las respuestas.

Mi abuela era amiga de sus amigas y jamás se detendría en desnudar los secretos que a sus relaciones arropaba.
Me quedaré para siempre con esa expresión de "gente inhóspita", un tema entre adultos que una jovencita muy tímida supo que no debía invadir nunca.

Ella era mi abuela y yo la nieta que solamente admiración por su avasallante personalidad sentía.

-Gente inhóspita- y será esa la única explicación que se quedará albergada entre mis prolíficos recuerdos para siempre, hasta que la vida nos reencuentre en algún lugar privilegiado, donde las aclaraciones serán cosa nimia, porque se impondrá el alma y desde allí nos conectaremos.

Viviana Laura Castagno Fuentes