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viernes, 6 de septiembre de 2019

REENCARNACIONES


Tal vez...
cuando el camino de la vida
haya llegado a su fin,
tengamos otra oportunidad
y elijamos cómo desearíamos regresar.

Si fuese posible amaría reencarnar
en una expresión de la natura, 
ser un pequeño y etéreo colibrí
para libar en cada espécimen de flor,
que los jardines ofrecen 
con magnanimidad.

O ser un árbol,
un plátano alto y esbelto,
para poder acariciar
a una nube distraída,
mientras mis ramas 
dan cobijo seguro
a nidos de avecillas
con sus cantos variados,
que harán vibrar hasta la savia
en cada rama mía.

¿Y si pudiera ser un río?
 manso a veces,
pero también bravío otras tantas,
lamería con mis aguas las orillas
de aquellas tierras —tan áridas—
que exhiben sus heridas abiertas
y son desgarros.

Si elegir pudiese
también sería un venado,
viviría en un bosque 
por pinos habitado,
para ser el custodio
de cada vida maravillosa,
que allí exista, 
ser una protección, un guía, 
cuando haya seres extraviados.

En fin, sería tanto,
pero ya no humana,
la humanidad así— deshumanizada—
me espanta, no me agrada,
me expulsa de sus entrañas
y solo a través de mis palabras
consigo reconciliarme día a día.


Viviana Laura Castagno Fuentes
     

LIBERTAD CONCEDIDA


Está pensando
o tal vez dejó la mente en blanco
para liberar a su alma,
porque cuando la mente está activa,
el alma está en su cautiverio.

Ella es una mujer sensible,
posee un corazón blando,
que de tan dúctil y magnánimo
atesora innumerables cicatrices.

Son las vicisitudes de la existencia,
nadie es inmune, el dolor es intrínseco,
hay que aligerar las maletas
y esparcir al viento las cargas,
para seguir transitando liviana
y plácidamente la vida.

Ella es taciturna, esquiva,
posee un misterio insondable
y emana una luz diáfana
que ilumina la vida
de quienes se acercan.

Está pensativa, o tal vez calmó a la mente,
abrió las ventanas todas, otorgó permisos
exclusivos a un alma primigenia,
para que desplegara sus alas
con un gesto complaciente.

Muchas gracias mujer sabia,
concediste la emancipación
a tu alma prístina
y ahora sentirás muy dentro,
la plenitud y la felicidad
que durante años eclipsaste
sin sus consentimientos.


Viviana Laura Castagno Fuentes