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martes, 29 de octubre de 2024

ELLA, MI MADRE


Mi madre, era una mujer con una sabiduría admirable. Deseé siempre ser una heredera de ese don (su sabiduría) a veces creo lograrlo, pero otras veces percibo que me extravío en el intento.


Ella fue quién me incitó a escribir, aunque comencé desde muy niña jamás tuve la intención de publicar un libro para albergarlas, hasta que mi madre —con su amor y tenacidad— logró convencerme y el libro vio la luz al comienzo del año 2020 —justo cuando parte del mundo apagaba la suya—.


Mi Madre partió hace un año y diez meses dejando zonas horadadas que son tan vastas como insuperables y me refiero al dolor que a veces parece exiliarse definitivamente —pero basta una foto o un recuerdo suyo— para que irrumpa con la fuerza de un vendaval y se aposente de nuevo, como si el tiempo se hubiese detenido en la madrugada de su adiós definitivo. Mi Madre apelando a lo que todavía deseaba "enseñarme" bajó su mascarilla y con las limitaciones de su patología expresó: "La muerte es lo más natural que existe" y falleció.


Ha sido una mujer tan única como extraordinaria, digna, magnánima hasta con quién no merecía y con la exquisita capacidad para disculpar la malicia a sabiendas de que era intencionada.


Podría continuar horas escribiendo sobre mi Madre, reconozco que merece un libro y en ello estoy abocada, pero plasmaré algo que siempre me decía (extraído de unas de sus incursiones en la lectura) y adoraba reiterarlo por la sabiduría que tenía implícita:


"Las dificultades nos ponen a hervir en agua, si somos como el huevo —nos volveremos duros e insensibles— pero si somos como la papa —nos volveremos blandos y maleables—, hija elige siempre ser una papa".


Sí mamá —elegí ser una papa— y te aseguro que me gratifica porque le aporta paz a mi universo y luz a mis días sombríos cuando la noche insiste en perpetuarse.


—Ser una papa— me mantiene erguida aun cuando extrañarte sea un hecho irremediable que carece de paliativos, pero jamás me volveré —un huevo— porque supiste transmitir valores inconmensurables con tus actitudes y ellos han sido —entre otros— la herencia más valiosa para mi vida.


Viviana Laura Castagno Fuentes

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