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viernes, 16 de mayo de 2025

ELLAS SON LIBRES...



Una amiga de mi infancia, había leído una de mis poesías y me 
dijo:
—Te acompaño en el sentimiento. 
Reconozco que no comprendí su mensaje, era muy sincera y 
transparente, no existía ironía en lo expresado, sino un 
profundo respeto. 


Leí la poesía en cuestión y luego de analizar su contenido 
comprendí a mi amiga, seguramente hubiese interpretado lo mismo que ella, con la excepción de que la había escrito. 


Ese mensaje escueto y sincero arrojó muchísima luz sobre el 
proceso de la escritura. Creí que cada lector captaría lo mismo, que no habría disparidades en el entendimiento, considerando que escribo sencillamente y sin grandes complejidades para la comprensión.


Pero estaba muy equivocada, una misma poesía puede tener distintas percepciones, porque cada lector es —per se—un universo único y maravilloso, sería un dislate pretender la unilateralidad del entendimiento, considerando que no escribo sobre temas que requieren cierta rigurosidad
 ni mucho menos.


Parafrasearé aquí a un autor que me encanta José Saramago y que explica con enorme sabiduría el tema de la invasión sobre la opinión ajena:
"El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro".


Maravilloso, estoy convencida de que las poesías "no se explican", cada quién tiene la libertad para comprender desde su lugar, desde su experiencia y sería una soberbia de mi parte pretender que todos capten lo mismo en cada poema.


Muchas gracias a Ana Mussi, la amiga de mi infancia que me instó (sin saber) a reflexionar al respecto, no soy dueña de la mente de nadie, ni siquiera podría contradecir una interpretación y menos sugerir nada porque una vez que las poesías tienen sus alas son absolutamente libres... incluso de mí.


Viviana Laura Castagno Fuentes

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