No soy una escritora,
solamente organizo a las letras
que tan impetuosamente me amueblan,
ellas demandan su lugar, su hábitat,
ansían un refugio seguro
donde el amor las contenga.
Y adoro ser la orientadora
de unas letras en extravío,
ofrendar un sustento previsible
para instalar la paz que ellas buscan.
Y es un goce entrelazarlas
entre los follajes abigarrados
de las especies arbóreas que acunan
los cantos tan versátiles y melodiosos
de los zorzales en primavera.
Otras veces las conduzco
hacia las piedras brillantes
que generosamente el río
sobre la tibia arena esparce,
son parte del tesoro que ofrenda
mientras plácidamente discurre.
También amo mimetizarlas
en las lágrimas de mi madre,
cada vez que sus recuerdos duelen
porque de ausencias tantas
su presente está colmado.
Definitivamente, no soy una escritora,
sino una minuciosa obrera
intento dar un anclaje a las letras
mientras en amor las baño,
para que luego partan
a fecundizar otras almas
que estarán aquí o allá,
tal vez por ellas aguardando.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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