Hoy, descubrí
a un espejo,
donde se miraba
un perfecto cielo.
Sobre él,
quietas barcas
aguardaban en silencio
el sustento diario.
Ese marco idílico
era interrumpido
por el vuelo cómplice
de elegantes garzas.
Magnánimo espejo
eras un cuadro
pintado con solvencia
por unas manos dúctiles.
Hoy, descubrí
a un espejo
sin cristal, ni marco,
—era mi río mágico—
devenido en una obra de arte.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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