Debo reconocer, fuiste puntual este año,
como si un reloj invisible que posees
hubiese decretado que despertaras,
induciendo al otoño a que partiera.
Y fue obediente, se marchó sigiloso,
llevó consigo a sus suaves brisas
esas que despojaron a los plátanos
—de un follaje impecable y profuso—
atavío y obsequio de la primavera.
Irrumpiste sin permiso siquiera
con fríos que congelan hasta al alma,
nada dejas indemne, eclipsas la belleza
que hasta ayer nomás era un deleite.
No hay brillos, solamente éxodos abundan,
todo ha desaparecido ante los ojos
cuando un manto fantasmal tendiste,
la luz del sol es un remedo ahora
tu veta de prestidigitador lo ha apagado.
Ostentas otros dones, induces a la calma,
cada manifestación merma su ritmo,
los jardines están somnolientos, quedos,
han cesado sus bríos, los enmudeciste.
¡Bienvenido seas hierático invierno!
Viviana Laura Castagno Fuentes



















