Aquí está, elegante y melancólico por tu ausencia.
Hace años que aguarda, que llegues como antes
a acariciar sus teclas impolutas y brillantes
con tus manos cual alas, suaves y etéreas.
Debo confesarte algo, jamás comprendí el argumento
para que abandones el don que te fue otorgado,
despertar a un piano con las melodías más bellas
y cautivar a mi alma, cuando en silencio escuchaba.
Son esos misterios que la vida tiene,
porque las preguntas no tienen respuesta,
posees una habilidad mágica en esas finas manos
y has suprimido el deleite que me generabas, hermano.
Tal vez, hurgando en las profundidades de tu alma,
esté acurrucada la respuesta
que explique la orfandad
en que has sumido a la mía,
el día en que silenciaste
la felicidad que encendías,
cada vez que tus manos -alas sutiles-
ejecutaban bellísimas sinfonías.
Dedicado con Amor a: Gustavo, mi hermano menor.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















