Caprichos,
me apasiona definir como caprichos
a las maravillosas expresiones
con las que nos sorprende
la naturaleza
cada vez que con prestancia
sus actos magistrales ejecuta.
Una especie que sufrió desarraigo,
posee a su recto tronco
en estado de invisibilidad
como en un acto de prestidigitación,
bajo el manto protector
de una enredadera
que con desenfado la abraza.
A su lado,
como si hubiese un acuerdo tácito,
una esbelta variedad de árbol
con su follaje de primavera
recién estrenado,
es ahora la nodriza perfecta
de unas flores rojo púrpura.
Caprichos,
o tal vez sean obras de arte
cuando sus peculiaridades exhiben.
Una es un árbol de tipa
dando amparo a una santa rita,
la otra es una palmera desaparecida
debajo de la magia de una hiedra,
y entre ambas
consuman un poema pergeñado
por el alma prodigiosa, única,
de su majestad: la madre naturaleza.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















