Hay amores que nacen condenados
a vivir en condición de prisioneros,
a sobrevivir en situaciones inhóspitas
porque la distancia los mantiene separados.
Son historias de férreos gladiadores,
de actos heroicos permanentes
son como soldados en guerras cruentas
deben esforzarse como nadie
para no fenecer en el intento.
Soportan los embates todos
saben sobre crueles tempestades,
son grabados con cincel en el alma
cuando atosigan las adversidades.
Y en el medio de tantos avatares
los amores condenados
a vivir en el exilio se quedan,
porque una tozudez de la natura
les interpuso los mares, los
océanos,
las montañas imponentes e
invasivas,
para que nunca, nunca puedan
los amores sentenciados,
libar del néctar de los besos.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















