El pertinaz invierno
desnudó su cuerpo
y la agonía fue inevitable.
Se quedó el prolijo cerco
sin el amparo seguro
que con elegancia le otorgaba.
Pero, llegó septiembre
el mes que trae la magia, los cambios
y los verdores todos renacieron.
En cuestión de horas
estalló de bellas flores la trepadora
y hoy, está deslumbrando al patio.
Viviana Laura Castagno Fuentes