El otoño desvistió
con suma delicadeza
el cuerpo delgado y grácil
de un viejo y aterido sauce.
Despojado y sin aliento,
sus flacas ramas se mecen
parecen danzar al ritmo
de un vals que ejecuta el viento.
Tu vestidura ha mutado,
no hay verdores con nidos,
ostentabas tu elegancia
seduciendo al manso río.
Disipa ya tu tristeza,
nada dura para siempre
la desnudez es simiente
de pródigos despertares.
Todo es cuestión de actitud,
tiempos mejores se acercan
tu cuerpo yermo y grisáceo,
mutará en breve nomás
en un bellísimo espécimen.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Viviana Laura Castagno Fuentes



















