El patio ahora ostenta,
la tristeza que instaló
un invierno puntual,
que trajo su bagaje
de fríos llegados de otros lares.
Nada ha quedado,
de los colores y las texturas
que había plasmado
con habilidad de artista,
la primavera tan dúctil y prolífica.
En un rincón, un limonero,
con su cuerpo de leña
encorvado hacia la tierra,
obsequia sus frutos
que resisten, en ramas lánguidas.
Observarlo es una delicia,
intenta aferrarse a viejos tiempos
cuando estaba erguido
con sus pies bien aferrados
y sus ramajes pródigos estrenando.
Amigo árbol, has dado tanto;
vienen tiempos de descanso
estarás hastiado y aterido,
es hora de dormir, menguar fuerzas,
hasta que nuevas primaveras
instalen otros bríos en tu alma sabia.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















