Estamos solos,
aun acompañados
estamos solos
y se siente mucho frío.
Mentira, es mentira,
cada quién su jardín riega
aunque flores ávidas
en el vergel contiguo
de sed mueran.
Estamos solos,
la soledad se impone
aunque viajemos
en un tren atestado.
Mentira, es mentira,
cada quién atiende su juego
y a atender el nuestro
nos obligan,
porque en la realidad
la soledad es nuestra mejor
y única amiga consecuente.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Tal vez me despida
esta primavera próxima
o tal vez sea en el otoño,
pero debes saber amigo
que me iré muy lejos.
Lo nuestro está intacto,
es un romance impoluto
que nació hace décadas
y no morirá nunca.
Pero hay cuestiones,
temas de la vida diría
que a cambiar de aire
nos conminan
y sin alternativa nos dejan.
Cuando mi éxodo llegue,
iré hasta tu margen
como lo hice un día
para despedirme,
aunque esta vez será definitivo.
Agradezco haberte conocido,
eres un prodigio
un obsequio perfecto
aunque debo confesarte
cambio tus aguas tranquilas
por otras más bravías
y desafiantes.
Tú serás un recuerdo
en poco tiempo,
el amigo río, el confidente,
hay una mar que me aguarda
y en sus aguas tumultuosas
ensayaré los mismos nexos
que tú y yo
hasta hoy tuvimos.
Viviana Laura Castagno Fuentes
No olvidaré jamás,
que me sostuviste
cuando se derrumbó
—intempestivamente—
sobre mi cabeza el universo.
No olvidaré jamás,
que me hablaste
—con silencios—
supiste que las palabras
eran fútiles e innecesarias.
No olvidaré jamás,
esa mañana en el río
me sugeriste entregar
—mis pesares a las aguas—
para que en ellas se mimeticen.
No, no olvidaré jamás,
porque es imposible
olvidar, a quién estuvo
—cuando yo dejé de estar—
porque tuve un eclipse dentro.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Cuando soplan vientos turbulentos
que hasta mis huesos congelan,
intento evadir la embestida
observando a las trémulas hojas
que vencidas y resignadas caen.
Y camino sobre el pasto
que cobija a unas bellas florecillas
rosas, amarillas, celestes,
desafiantes ellas, con todo en contra
son un paradigma del estoicismo.
También viajo hasta mi inefable río,
mi viejo confidente, mi amigo,
el contenedor de mis lágrimas
sabe escuchar como nadie
todo lo que le transmito
aun cuando el hierático viento
intenta interrumpir lo nuestro
agitando las aguas,
pero fracasa en el intento.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Los miedos,
esos carceleros arteros
expertos en confundir a la mente
mientras asfixian al alma.
Los miedos,
esclavos de los artilugios
declaran la guerra a la verdad
porque es la que los desnuda.
Los miedos,
perversos simuladores
fingen ser lámparas, luces,
mientras a la oscuridad traen.
Los miedos,
óbices en el camino
arrebatadores de sueños,
son inquilinos testarudos
pero se creen los dueños.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Sabe mi alma,
sobre otoños que depredan
cada vez que los follajes
fenecen con su embestida.
Sabe mi alma,
intuir la tristeza del ave
porque a su amoroso nido
lo derribó un viento implacable.
Sabe mi alma,
que un río tiene secretos
guardados en cada piedra
que sobre el lecho dormitan.
Sabe mi alma,
una flor es la sonrisa
que la naturaleza ofrenda
con generosidad desmedida.
Sabe mi alma,
somos primaveras primero,
veranos y otoños luego
y vestimos un cruel invierno
cuando a la estación llegamos.
Sabe mi alma...
Viviana Laura Castagno Fuentes
Aún no has llegado
y estoy ensayando
con enormes dificultades
las palabras acordes
para despedirte.
Es todo tan confuso,
hay nudos gordianos
sentimientos amalgamados
que silencian las risas
mientras convocan al llanto.
Porque seré feliz sin dudas
con tu llegada
y lo seré más todavía
con tu estadía,
pero te confieso
con absoluta franqueza
no sé qué haré
con tu partida.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Tu prematura
e inesperada partida
instaló una lluvia pertinaz
que apagó los colores todos.
Parece increíble,
es una sutil complicidad
un gesto de empatía
que la natura está ofrendando.
Está mimetizada
en el desasosiego inefable
que llegó para quedarse,
mientras nuestras armas
para gestionarlo,
desenfundamos.
Cielo ominoso
árboles enjutos y apagados
nubes borrascosas,
mensajeros silentes
que la prodigiosa natura
ha enviado.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Prometer,
es una estrategia vana
es amarrar nuestra barca
a un puerto quieto,
cuando hay una mar
inconmensurable aguardando.
Prometer,
es obligar al ave
a replegar sus alas,
es condenarla al árbol
cuando el universo
es su natural hábitat.
Prometer,
es un acto de egoísmo
porque soterra al alma
impone óbices, socava,
porque las promesas siempre
en aguas de indecisiones
y mentiras naufragan.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Miro y miro,
me pierdo en el cielo
mientras lo escudriño
apartando a las nubes
que al sol lo esconden.
Miro a mi árbol
devenido en cadáver,
han hecho una masacre
mutilaron sus brazos,
su sombra, su alma.
Miro a unas florecillas
que tímidamente asoman
entre el césped generoso
que con impecable donaire
les ofrece contención y amparo.
Miro los cambios
tan sutiles pero contundentes
el verde cedió su espacio
a los ocres, los dorados,
los tonos que ama el otoño.
Miro mientras pienso
¿No es un milagro todo?,
aunque por acostumbramiento
un árbol sea solo un árbol
y por ello sin piedad
su vida brutalmente segaron.
Viviana Laura Castagno Fuentes
La mentira
en apariencia
es invencible,
pero en realidad es vencida.
La mentira,
vestidura frágil
ropaje endeble,
sin ellos no existiría.
La mentira,
necesita de los atajos
y de las máscaras
para su supervivencia.
La mentira,
amiga y cómplice dilecta
del miedo anquilosante,
unen sus fuerzas ambos
porque saben que sucumben
cuando la verdad despierta.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Sorpréndeme amor,
con esa versatilidad
esos dones extraordinarios
que solo tú posees.
Sorpréndeme amor,
trae contigo a mi primavera
es ella mi estación predilecta
la que a mis glicinas despabila.
Sorpréndeme amor,
derriba todos los óbices
arranca de cuajo los miedos
esos intrusos perversos
expertos en segar sueños.
Sorpréndeme pronto,
-hasta imagino tu rostro-
estás viajando hacia mí
desde siempre
cuando el universo fusionó
a dos almas que ya se conocían.
Sorpréndeme amor...
Viviana Laura Castagno Fuentes
No puedo...
—reconozco que no puedo—
se instalaron los recuerdos
y a mi presente entero
lo han fagocitado.
No puedo,
pergeñé miles de estrategias
para eclipsarlos,
pero es un imposible
un litigio diario y agobiante.
Están aquí, allá
y en todas partes,
en los árboles ateridos,
en los vergeles lánguidos
en el río con sus osadas aguas
cada vez que a las playas abduce.
Los recuerdos otra vez
socavando mi presente
—que está resquebrajado—
porque no pude, ni puedo
extirpar a un pasado
que día a día
me está fagocitando.
Viviana Laura Castagno Fuentes
La muerte, ese arrebato,
es solamente un interregno,
nadie se va para siempre
quedan asilados
transitoriamente,
allí donde los recuerdos
tienen su guarida.
Mentira, todo es mentira,
la muerte no existe
cambiamos de lugar
nos vamos a otra dimensión
mejor que esta
donde nuestra alma
su libertad recupera.
La muerte
es parte del imaginario,
nos convencieron que es real
pero es solo un sueño
del que despertamos todos
cuando fenecemos.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Despierta ella,
trémula
con la dificultad propia
que los fríos imponen.
Tiene su cuerpo
elegante y fino
aterido todavía,
la intemperie le hizo daño.
No supieron
o no quisieron resguardarla,
y ella es una rehén
de una impersonal maceta.
Intenta con dificultad
sobrevivir con bríos
a una helada impiadosa,
que no dudará
en segar su frágil vida
si otra noche la sorprende
desvalida y solitaria.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Escribo,
porque las palabras
me habitan,
porque en mis vísceras moran
y a mi mente la dominan.
Escribo,
porque amo a las letras
es un sentimiento inefable
es un huracán que derriba
los límites, los mandatos, los dogmas.
Escribo,
porque la plenitud es inmensa
soy una obrera edificando
sin planos ni maquetas previas
habilito todos los espacios
para que ingresen los cielos.
Escribo,
porque percibo que me dictan
y hasta que me incrustan alas
las que a mi mente domeñan,
mientras hacia otros universos
invitan a volar a mi alma.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Cada vez que te escudriño
es inevitable —te confieso—
viajar con mi imaginación
hacia los ojos que te miraron.
En esas miradas están
mis seres amados todos,
los que en el camino
de la vida se adelantaron.
Y es por eso que observarte
—trae reminiscencias implícitas—
mis padres, abuelos, amigos,
a todos los has embelesado.
Porque eres un deleite inefable,
podrán erigir otro pueblo
con nuevas construcciones,
estilos y otros habitantes.
Pero emular tu belleza, tu donaire,
tus aguas danzarinas y calmas
—y un cielo cerúleo reflejándose—
eso amigo, nadie logrará nunca,
porque definitivamente:
"eres un milagro".
Dedicada al bellísimo "Río Uruguay".
Serpentea en la margen este de la "Ciudad de Monte Caseros"
Provincia de Corrientes.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Hay lugares
que tienen como hechura
al paraíso mismo
porque los prodigó la natura,
pero en realidad
son avernos.
Hay lugares
que poseen todo en contra
no hay ríos, ni aves,
ni plátanos esbeltos,
pero en sus entrañas
poseen al cielo.
Hay lugares,
que son acervos en sí mismos
prohijaron a los recuerdos
están en las piedras
de sus vetustas veredas
y basta caminar por ellas
para despertarlos.
Hay lugares
paraísos y avernos,
una mixtura perfecta
entre el presente y el pasado
porque el futuro
sabe a incertidumbre todavía.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Se equivocó la humanidad,
esperaba un ataque nuclear
o una bomba sofisticada
y le descerrajaron
el proyectil más efectivo
—el miedo—, y nadie advirtió nada.
Es tan eficiente el intruso,
es la más letal de las armas
tiene un poder destructivo enorme
mata de una vez y sin piedad
al cuerpo y al alma.
No hay un enemigo visible,
—convirtió en enemigos a todos—
el miedo segó a las mentes
es un asesino serial de sueños,
paralizó la vida —injustamente—
y ejecutó —sin causa ni proceso—
a los maravillosos sentimientos
que nos humanizan.
¿Hacia dónde vamos, hacia dónde?
Viviana Laura Castagno Fuentes
El atardecer sabe
—a una despedida—
a un adiós inestable
sin regreso asegurado.
Es la extinción
de las luces,
pero también de la vida
cuando los ímpetus merman.
Abunda la minimización,
todo es una reducción
un acotamiento inevitable
una pausa, una espera.
El atardecer despierta
al alma creadora,
—es un interregno inefable—
es la fe, que al mañana aguarda.
