Las elegía, eran obras de arte,
y lo eran, porque diseñaba,
como si fuese pintora,
un glamoroso jardín,
que exhibía variedad, tonalidades,
formas, en la belleza de sus flores.
Le angustiaba el acto de cortarlas,
porque cada tallo era el cuerpo,
sentía una mutilación al hacerlo,
y hasta escuchaba ayes de dolor,
cuando en realidad solo lo imaginaba.
Poseía un alma tan dadivosa,
expandía su dulzura por doquier.
Su jardín tenía un fin, un propósito
no deseaba ver, a ninguna flor,
en impersonales jarrones perecer.
Ella era feliz, compartiendo su vergel;
la finalidad era perfumar, iluminar,
la vida de quién tenía aposentada
a la tristeza reflejada en la mirada.
Mujer artista, tu cuadro era tu jardín,
supiste como no supo nadie,
esbozar una obra magistral,
con la primavera como única asistente.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















