Cuidado árbol, cuidado,
el implacable viento,
está meciendo con fuerzas
tus ramas y tu cuerpo de leña.
A veces, parece que intentara,
mojar tu cabellera de hojas
en el lago de aguas cristalinas
que utilizas como espejo.
Comprendo el esfuerzo,
demanda una gran resistencia,
intentar permanecer firme,
cuando un fuerte viento arrecia.
No eres solo un árbol,
sino una primorosa cuna
que da abrigo y preserva,
a pequeños y frágiles nidos.
Confieso que mi deseo
es que la calma retorne pronto,
hay diminutas vidas en tu cuerpo
y salvarlas es tu gran desvelo.
Mañana, tendrás tu recompensa,
unas delicadas avecillas
llenarán tu corazón magnánimo,
de gran alborozo, con sus sinfonías.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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