Sentada junto a una vetusta máquina
con la que cose minuciosas puntadas,
confecciona vestidos con delicadeza,
y es su compañera de vida casi.
El espacio es pequeño y alegre,
un cuarto que mira hacia el patio
donde se mecen cítricos variados,
y un laurel gigante da la bienvenida.
Ella está absorta en su trabajo
ama lo que hace, es obsesiva a veces,
es una exquisita artista con su estilo,
casi una cirujana con agujas e hilos.
Cuando todo está terminado,
convoca a las dueñas de sus obras,
entrega todo prolijamente envuelto,
agradece con timidez los elogios.
Es modista por vocación o por destino,
entregó su juventud sin advertirlo casi,
en ese cuarto diseñó sus creaciones
pero olvidó lo más importante...
pergeñar con la misma solvencia
y dar vida a sus sueños postergados.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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