Se alborotó el patio
con aleteos y danzas
de pequeñas aves
—que desplegaron su magia—
cuando la claridad aún dormía.
Ajenas a la mentira
—que la humanidad impone—
trajeron sus sinfonías,
presagios de un renacer
que por doquier se precipita.
Hay nidos que las esperan
sobre árboles aun desnudos,
hay un cielo límpido y perfecto
y un sol que a los fríos desaloja,
—argumentos válidos todos—
que justifican la algarabía
y el alboroto en el patio.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















