Cambia todo el tiempo, todo,
nos enseña la natura
con sus maravillosos ciclos
aunque indolentes seamos.
Cambia la oscuridad de la noche
por los fulgores del día,
cambia el ave su plumaje
porque mutaron los climas.
Cambian las aguas que fluyen
ellas nunca son las mismas,
cambia la mar a sus playas
porque las ha modificado.
Cambios, una contundencia,
una constante en nuestro viaje
cambiamos —conscientes o no—
pero ya no somos los mismos.
Cambia aun el rutinario
sin percibirlo siquiera,
cambian la mente y el cuerpo
porque nada es permanente
excepto...
los permanentes cambios.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















