Se esfumó
el diálogo prolífico y exquisito
que a la vida fecundaba.
Se esfumó
la puntual ceremonia diaria
con el café como protagonista.
Se esfumó
ese gesto de complicidad
que de las palabras prescindía.
Se esfumó
la risa genuina, que en tus ojos
su hospedaje había encontrado.
Se esfumó
el vergel, claudicó ante la lluvia
que volvió endeble a sus raíces.
Se esfumó
nuestra bellísima amistad
la que sazón a la vida aportaba.
En realidad...
tu adiós inauguró despedidas
y parte de mí, también se ha ido.
Pero, se quedó con contundencia
todo tu amor en mi universo
y es el sustento donde hoy,
me amparo.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















