Mientras fluye
hace gala de sus versatilidades,
aparenta ser un asceta
cuando a sus aguas pacifica
y se disfraza de mar
—tumultuoso y desafiante—
cuando las conmociona.
Es un osado perpetuo,
un prestidigitador nato
el garante de la magia
que en su discurrir
va desplegando,
mientras al entorno
con suma idoneidad modifica.
Exhibe sus habilidades
el magnánimo,
parece estar dormido
cuando en espejo se convierte,
donde los esbeltos sauces
sus versátiles cabelleras
presumen cuando se miran.
Pero... en segundos muta,
y de apacible espejo
en exultantes cataratas
se transforma,
y entre rocas imponentes
a sus aguas las desliza
devenidas en dúctiles bailarinas.
Sí, definitivamente
eres una oda de la natura
un cuadro sublime pintado
por un eximio artista,
eres un eviterno proveedor de vida
el inspirador perfecto —diría—
para un poema que te eternice.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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