Como si un ecléctico actor fuese
transmutó su apariencia
—tan cercana y dadivosa—
a la de un voraz depredador.
Embraveció de repente
se irguió formando crestas
mientras sus fauces preparaba
y su cuerpo un gigante se volvía.
Nada dejó indemne, nada,
arremetió sin miramiento
mientras un entorno majestuoso
ante su bravura desaparecía.
Llegó la riada al pueblo
conmocionando la paz existente
—y el otrora amigo y confidente—
a un angurriento irredento
ha mutado.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















