Si te hubiese dicho
que no deseaba tu partida,
me habrías regalado ese sueño,
estoy segura y aquí estarías.
Pero debí sopesar tus deseos,
y siempre supe, no eran los míos;
entonces te ayudé a abrir las alas,
jamás podría mutilar el vuelo
de quién amaba tanto.
Podría decir que tu felicidad
es también la mía y lo es
¡Pero cómo duele!,
el vacío aquí dentro se expande,
contigo partí también
aun quedándome.
¡Vuela!,
abraza con bríos tus anhelos,
no existirán olvidos desechados
supimos construir nuestros puentes;
no hay paredes, ni murallas,
sólo puertas y ventanas,
que tienen el abrazo preparado.
Se feliz, vive el ahora, no olvides,
se quedaron los recuerdos
y en ellos navegaré cual océanos,
mirando al cielo que fue, es y será
el nexo más perfecto que tendremos.
Viviana Laura Castagno Fuentes


















