El cielo está apagado, taciturno,
sin luces, sin brillos, sin nada
—con apariencia de precoz noche—
el silencio se adueñó de todo.
Calló a las aves y al viento,
no hay sinfonías, ni aleteos,
—están atemorizadas todas—
en algún reparo seguro
hasta que la incertidumbre
hasta que la incertidumbre
su tozudez mengüe.
Es una sensación extraña,
el sol ocultó sus bríos
—como si algo nos arrebatara—
Es una sensación extraña,
el sol ocultó sus bríos
—como si algo nos arrebatara—

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