Me despido ahora,
ahora que mis lágrimas he enjugado
fueron decisiones imprevistas
y el alejamiento fue lo inevitable.
Me despido ahora,
pero aprendí a no decir para siempre
la vida nos sorprende en cada esquina
y existen despedidas que caducan.
Me despido ahora,
ahora que el nudo en la garganta a cedido
fueron cuatro décadas intensas
atesoro aprendizajes invaluables.
Me despido ahora,
justo cuando la noche se aposenta
disculpa si mis lágrimas se imponen
solo agradecimiento por ti siento
mi amada e inolvidable Buenos Aires.
Me despido ahora,
no habrá un para siempre
te aseguro
sino —un hasta luego—.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















