tomé plena consciencia,
—tardé en hacerlo y lo asumo— que necesitabas tu libertad, tu ámbito y por ignorancia supina te arrebatamos.
Era amor o tal vez egoísmo no deseado lo que generó el equívoco, si te hubiésemos entregado a la libertad que tanto "husmeabas", cabía el riesgo de que serías incapaz de defenderte, de sobrevivir solo, porque desde cachorrito te habíamos adoptado.
Son las incoherencias humanas y debo asumir las responsabilidades.
Nos ingresó un día tu amor por el alma, cuando un par de ojos profundos y escudriñadores nos caló hasta lo más profundo de nuestro ser y decidimos dar un albergue a tu vida errante y precaria.
Creímos, que ofrendar un refugio —donde el amor abundaba—, era la respuesta, pero nos equivocamos sin desearlo.
Hoy, más vieja —o mejor expresado más adulta y tal vez más sabia—
debo pedirte tantas disculpas, tantas.
¡Cuánto desconocimiento!, porque te amábamos y aún persiste el sentimiento que supiste insuflarnos.
En tu cielo de perro estarás esperando, donde seguramente has revolucionado todo.
Mi amado "cambá": vives en un lugarcito privilegiado donde están protegidos los seres amados que en el camino de la vida se han adelantado.
Viviana Laura Castagno Fuentes


















