Podría esgrimir
muchos argumentos
y todos serían válidos,
pero no he logrado
convencer a mi alma
que ya es tiempo
para dejar de extrañarte.
Y me pregunto:
¿Qué es extrañar,
por qué desordena
con un ímpetu arrasador
mi universo interno
donde reina la primavera
y no el caos del otoño?
Ensayo las respuestas,
hurgo en la definición
exacta y apropiada
que explique con precisión
—un sentimiento inexacto—
y dubitativo que me amuebla
desorientando a mis estrategias.
Pero es tan complejo,
que ha derrotado con creces
todos mis recursos
y agotó a mi diccionario,
diré solamente: —extrañar—
es claudicar ante una batalla
y más aún, es perder una guerra.
Y no me refiero
a que es un sentimiento
insensato u oprobioso,
logra arrebatar mi paz
desdibuja mis zonas calmas
—donde aún vives sonriendo—
e inaugura al dolor de nuevo.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















