En los viajes diarios
hacia mi biblioteca
—por recuerdos atestada—
intento ser selectiva
y despierto a alguno de ellos.
Desperezo a aquellos
—que fertilizaron mi vida—
y me esmero en no despabilar
a los que sangran todavía.
Y es inevitable,
surges tú, estás vigente,
—en el pasado no existes—
te has vuelto un presente
necesario y justificado.
Y en ese titubeo
surge con ínfulas
—el fracaso estrepitoso—
porque olvidarte
es tan imposible
como pretender
una mar sin playas.
Has sido un paradigma,
porque has logrado
—marcar a fuego mi vida—
tu impronta revive en mí
—una plenitud excelsa—
que enriquece mis días,
aunque las cerrazones
sin mi anuencia, se inmiscuyan.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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