Cuando me adentro
en mis amorosas estepas
—escucho el idioma del silencio—
se expresa con suma idoneidad
y posee sutileza —aun callando—.
El ruido y la confusión
han quedado afuera,
—no son bienvenidos aquí—
es el taller de construcción
donde se regocija el alma.
Y es tan exiguo, tan sublime,
lo que reclama ella
—un espacio sin palabras—
donde los sentimientos
sean los garantes privilegiados.
Estepas, en apariencia
exhiben silencios interminables,
—pero si las escudriñamos—
es el hogar elegido
por nuestra primigenia esencia
y ella, —ella no necesita nada—
excepto al amor, su aliado.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















