Déjenme llorar en paz
por mi madre
que hace seis días hoy
se despidió de la vida
en silencio, sutilmente,
como ha vivido.
Confieso que inundaré
con mis lágrimas
cada lugar, cada intersticio,
cada sitio estéril
allí donde falte el agua.
Tornaré fértiles
aquellos terrenos yermos
que de tan ávidos de lluvia
ni pasto ostentan,
para que emerjan
bellísimas gardenias blancas.
Se volverán mares
los ríos y las lagunas,
se derramarán los estanques
alteraré la quietud toda
justo allí
donde la sequía desgarra.
¡Déjenme llorar!
Porque si no lo hago:
¿Díganme entonces
cómo exilio de mi alma
tanto dolor,
tanta tristeza
aposentada
intempestivamente aquí dentro?
En memoria de mi "Madre Amada"
Viviana Laura Castagno Fuentes



















