Me intimidas,
socavas y esmerilas
mis certezas todas.
Me anulas,
y mis límites interiores
acotas con contundencia.
Me exacerbas,
aunque la ecuanimidad
y la paciencia me habiten.
Y me pregunto:
¿Por qué?
¿Por qué me desorganizas?
Y creo poseer
las respuestas
aunque las preguntas huelguen.
Porque definitivamente amigo
eres un osado,
un voraz, un desafiante.
Convocas con elegancia
a la majestuosidad
y la exhibes sin pudor alguno.
Eres un seductor nato,
aun para los distraídos
que fingen no verte.
Pero para mí
eres un magnificente,
un divino sorbo literario.
Aunque me intimides
me anules y me exacerbes
serás mi eviterno privilegiado.
Posees dones
que te convierten
en un orbe único y misterioso.
Eres estanque quedo,
a río prudente mutas
—cuando tu naturaleza de mar—
con donaire disimular intentas.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















