En realidad
no poseo la potestad
sobre mis sentimientos,
ellos deciden sobre mí.
Bastó mirar una foto
para que la aparente pared
donde estaba recostada
se derrumbara en un instante
como si de barro fuese.
Creía, que las lágrimas
estaban anquilosadas dentro,
formando estalactitas inermes
pero heme aquí y ahora
envuelta en un vasto mar
que está inundando mi entorno.
Estuve equivocada hasta hoy,
no poseo ningún dominio
sobre mis sentimientos,
estás en cada resquicio mío
—eres un dolor inmarcesible—
y deberé aprender a vivir con ello.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















