Tal vez el sentimiento
que extrañar a alguien
genera y conmociona
a mi universo íntimo,
sea el más complejo
y difícil de ensayar.
Y faltan las palabras,
hay ausencias, ostracismos,
como si asistiera
a un gran gesto de complicidad
que me inhibe y me sofoca.
¿Cómo definir al vacío
que se ha expandido
desgarrando lo que aún
permanecía ileso e incólume?
¿Cómo?
Es un rapto, un precipicio
que a mi estabilidad devora
y la reduce a un remedo
de lo que era, la invisibiliza
socavando los límites necesarios.
Extrañar carece de analgesia,
no se ha inventado la cura
porque no hay, no existe,
está íntimamente ligado
al amor que has sembrado
y que se consolida día a día
desde aquel diciembre inolvidable.
Viviana Laura Castagno Fuentes






