Estoy aprendiendo
que a los derrumbes
hay que apuntalarlos
desde nuestro interior
—el ámbito donde residimos—.
Porque nadie conoce
ni el lugar exacto
ni siquiera la profundidad
de la zona erosionada
excepto... nosotros.
Y será el tiempo
—el único y perfecto aliado—
quién correrá el telón
por donde se escurrirá la luz
para despabilar a las gardenias
que exultantes esperan.
Viviana Laura Castagno Fuentes
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