Escribo con mis falencias
mis prados verdes
y mis caminos insuficientes.
Escribo con mis aciertos
mis miedos mimetizados
con mis yerros y mis disculpas.
Escribo desde las lágrimas
porque no sutura la herida
—está enseñando la pedagoga—.
Escribo para mis seres amados,
mis vergeles, mi río magnificente,
invitando a la verdad, evitando a la mentira.
Escribo munida de sueños
los que fueron y serán,
escribo despierta o adormilada.
Escribo sin remilgos ni pretensiones
con cielos nítidos y ominosos
desde el alma siempre, desde el alma.
Viviana Laura Castagno Fuentes