Admiro
tu suave templanza,
supiste resistir con donaire
y exhibes una mixtura
de plenitud y osadía.
Los temores...
al final —eran míos—,
eres una gran temeraria
pulverizas los óbices.
Tus férreas convicciones
aviaron el camino
hacia la superación ansiada
que a las incertezas
a replegarse indujeron,
—solamente con actitud—
las palabras eran innecesarias.
Viviana Laura Castagno Fuentes
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