En apariencia
todo se resumiría
a una rutinaria
reorganización postergada
y nada más que eso,
pero... aparecieron las cajas
que aún estaban selladas
y una vez abiertas dejaron
al descubierto tus obras
—tus creaciones maravillosas—
y el dolor atizó sin miramientos
para recordarme otra vez
que no existe la cura
definitiva, que solamente
nos otorga licencias
para que la vida prosiga,
porque la herida respira
y no cauteriza nunca.
Viviana Laura Castagno Fuentes