Prometí hace días,
que acudiría a mis aliadas
las letras,
porque mereces
que te perpetúe en un poema.
Podría definirte escuetamente
buscando los adjetivos
tan ricos que existen
pero creo, que ni así amigo,
alcanzarían para describir
la belleza que te amuebla.
Eres una oda a la natura,
te invistes de un verde intenso
que parece absorber
las clorofilas todas,
pero después
al cielo entero lo abduces
cuando a un azul soberbio mutas.
No eres un mar solamente,
eres una exhibición artística,
acaricias con idoneidad única
a los suaves barrancos
y mojas los pies rugosos
de elegantes acantilados
que silenciosos esperan.
¿Y cuando te mece el viento?
¡Ah! Ahí aparece
el verdadero espectáculo,
te atolondras y avanzas
como si fueses un ejército
dispuesto a invadir la playa.
O ejecutas una sutil danza
transformando a tus olas
en etéreas bailarinas
que van y vienen
hasta las doradas arenas
que con donaire aguardan.
Prometí amigo
convocar a mis letras,
eres merecedor
de un poema perpetuador
pero, ¿sabes algo?
me faltaron palabras
se entumecieron mis letras
porque tu extraordinaria beldad
logró intimidarlas con creces.
Viviana Laura Castagno Fuentes


















