-Estoy como puedo-, fue su respuesta.
La pregunta había sido, -¿Cómo estás?-
Y ella me dejó atónita, pensativa,
clausuró mi entendimiento,
creí que su privacía
sin anuencia, había vulnerado.
-Estoy como puedo-, fue su respuesta,
y aún continúa mi discernimiento
porque es analizar la vida
desde su lugar, no desde el mío.
Comienza a llegar más claridad,
está en el umbral de los noventa años,
hay que escudriñar en su alma libre
que no concilia con el presidio
en el que habita su cuerpo.
Tiene una memoria prodigiosa,
su pasado es su presente
y para comprender su derrotero
hay que viajar junto a ella
hacia el arcón de sus recuerdos.
-Estoy como puedo-, fue su respuesta.
Luego de dilucidar de a poco
conseguí inmiscuirme en su alma,
donde residen sus ingentes historias,
ahora sí comprendo por qué
ella está como puede y no como desearía.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















