El futuro, ese inexistente,
un tal vez, un inexplicable,
en una ráfaga de presente
efímero y volátil se convierte,
antes de que el pasado lo fagocite.
Todos son una percepción solamente,
un capricho, una tenacidad de la mente
que sobre tiempos no comprende
y sobre la legitimidad de los recuerdos tampoco.
El pasado, ese arcón de la memoria,
esa estación terminal, ese puerto
hacia donde las naves todas se dirigen
para anclar, sin brújula ni derrotero.
Es allí donde moramos realmente,
es en su vientre donde nos cobijamos
hasta allí viajamos cada instante
con un futuro ausente y un presente
habitado por fugacidades
que ante el sempiterno pasado, claudica.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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