mis límites interiores,
recordaba que hace meses
regresabas hasta mí
por unas horas nada más
para despedirte.
Confieso que he llorado
y lo hice en silencio
para no importunar
y porque necesito privacía
para exiliar al dolor
que se volvió inmenso
e inmanejable.
Con mis lágrimas
he expandido mis estepas
apareció otra vez el desierto
y nuevas tundras crecieron
junto a otras zonas yermas.
Inundé tierras sedientas
las que estaban reclamando
a la lluvia con fervor
porque de ellas parece
que se había olvidado.
Lloré, lloré por ti, por mí,
porque jamás pensé
que tu ausencia pudiese
inaugurar vacíos tan vastos
y estrenar sentimientos
nuevos y extraordinarios.
Viviana Laura Castagno Fuentes


















