—son estériles, vanos—
porque las palabras
en confusión se encuentran.
Cuando el reloj
es un simple indicador
—de horas dilapidadas—
en un mar sin puertos.
Cuando el caos es amo,
—porque la inspiración—
su exilio ha iniciado
y desvalida me encuentro.
El momento ha llegado
—han sonado las alarmas—
y un viaje hacia la natura
será el único resarcimiento.
Y la magia se desata,
—bastó un ocaso estival—
para generar el embeleso
que convocó a mis musas.
Fue el asistente perfecto
que convenció a las palabras
—porque un poema inconcluso—

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