Poseo una tenue ilusión
que se inviste de convicción
y vuelve a perder fortaleza
porque la realidad la esmerila.
Creo que la vil mentira
perderá su hegemonía
y acabará rindiendo cuentas
ante un tribunal universal.
¿Me creen ilusa tal vez?
¿Piensen, no sería maravilloso
condenar a la inicua mentira
junto la desvergonzada malicia
a fenecer en absoluta soledad?
Entonces la vida sería otra,
caerían todas las máscaras
y la verdad pondría en evidencia
lo prosaico de esta humanidad.
Insisto, dirán que es poético
pero —naturalizando a la mentira—
nos convertimos en eternos rehenes
de los poderosos que nos asesinan.
—Querida verdad— ven a mí
convénceme que no es imposible
que tú —despabiles a las almas—
y redimas a todos de su cautiverio.
¿Ilusa yo?
Viviana Laura Castagno Fuentes



















