Ingreso cada día
al lugar donde viven
mis fragmentos, mis escombros,
cuando lo inevitable y natural
—pero inesperado—
distraída y frágil me demolió.
Intento acomodar de a poco
—nada es fácil—
necesito templanza y paz
para instalar un cierto orden
que será extraño y diferente
porque no soy la misma.
Son los imponderables
que la vida nos propone
—estemos de acuerdo o no—
se quedaron los proyectos
hecho trizas —excepto los sueños—
todo lo que había desapareció.
Enseñanzas, clases magistrales
a cielo abierto, obligatorias,
—de las que nadie logra huir—
estuve allí desnuda y desvalida
—hoy avanzo en la edificación—
de un orbe nuevo y desconocido.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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