La poesía tiene dones:
es un bálsamo, una anuencia,
un permiso tácito, un reparo.
Es la acertada síntesis
entre los difusos límites
de los gozos y las desazones.
Es el idioma perfecto —diría —
que con solvencia esgrime
la inagotable potestad del alma.
La poesía hospeda al amor,
es el fracaso rotundo del olvido
es la vigencia de lo inmarcesible.
Viviana Laura Castagno Fuentes