Te deslizas
en mis madrugadas
cuando se exilia el sueño
y percibo que estás aquí
porque la serenidad instalas.
Y reincides cuando amanece,
hay un café que espera
una conversación
que nos debemos
y aún huérfana continúa.
Te insinúas luego
en los brotes tiernos
de una suculenta
que está medrando con creces,
es una rosa verde bellísima.
Estás aquí y allá...
en mis desvelos interminables
pero también en mis sueños
cuando mis manos acaricias
y sonríes mientras te alejas.
Viviana Laura Castagno Fuentes
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