El mar posee dones,
desafía al raciocinio
pero no es una actitud
de beligerancia,
percibo que me interpela.
Es tan magnificente
el ecléctico,
que apenas parpadeo
se produce un cambio:
es otro, no es el mismo,
mutó su faz,
acariciaba con sus olas
antes
y ahora es un león
rugiendo.
Me aparto un momento
de la furia de sus aguas
para comprender
su mensaje,
y comunica tanto
con su vehemencia.
Es un escultor perfecto,
cincela lo pétreo
con sus embestidas
y convierte lo inanimado
en bellísimas
obras de arte.
Es un prestidigitador,
cuando con sus olas
intempestivamente avanza
abduciendo a la playa,
pero cuando se retira
sus ofrendas aparecen.
Es una desmesura
el magnánimo,
un cuadro pergeñado
por prodigioso artista,
exhibe por fuera
toda su versatilidad
pero por dentro,
atesora a un universo
que es y será
un misterio perpetuo
para la osadía humana.
Viviana Laura Castagno Fuentes



















