Muchas veces
se esfuma la poesía,
se volatiliza,
huye la inspiración
se entumece la magia.
Es cuando
el desánimo se impone
porque hay carencias,
se fugaron las palabras
hacia ignotos universos.
Y es justo ahí
cuando las estrategias
en un gesto de complicidad
aparecen,
cuando mente y alma
se han cohesionado.
Retorna la calma
para apaciguar
a la impetuosa borrasca,
se acomodan las letras
y la gesta de la escritura
de nuevo comienza.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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