Cuánta orfandad generan
las palabras, cuando exiliarse
deciden,
son avecillas estrenando alas
cuando hacia otros universos
viajan.
No hay reclamo alguno,
porque es improcedente,
han volado a fecundar
otros lares,
estarán cómodamente asiladas
en quién estará plasmándolas.
Ese estado de indefensión
genera un ímpetu genuino
cuando al rescate salgo;
ellas están aquí, allá,
es cuestión de mirar profundo.
Justo allí donde crece la hierba
hay una palabra aguardando,
o en la algarabía de las aves
cuando su sinfonía entonan.
Otras están escondidas,
en el aroma de las gardenias
cada vez que una brisa las mece
o en un colibrí, cuando las liba.
Hay ausencias, hay éxodos,
y hay vacíos que se instalan,
ellas son amas del cielo
y yo aquí, tan terrenal, tan finita,
y tan de ellas... su presidiaria.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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