Y nos desperdigamos en los
adioses,
dejamos en ellos partes
nuestras,
somos amalgamas, fusiones,
hechuras propias y ajenas.
Y somos jirones, esperpentos,
árboles sin raíces, aves sin
cielos,
somos paréntesis interminables
y otras, eternos puntos
suspensivos.
Y naufragamos en los adioses,
porque se esfumaron los
puertos,
somos navíos errantes e
inestables
sin brújula, sin mar, ni derrotero.
Y uno muere en los adioses,
y no hay resarcimientos posibles
aprendemos a vivir mutilados
porque nos arranca el alma de
cuajo.
Viviana Laura Castagno Fuentes

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